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Deadly Life 32: Sacrifice on Behalf of Despair

Actualizado: 19 feb 2021

Parece que nuestro queridisísimo Luminario de las Estrellas ha querido marcarse un "an hero" delante de todos nosotros. ¡Encontramos el fiambre en su CU, ahí sentadito a punto de caerse! Sep, yo estuve ahí. Nunca me había sentido tan integrado en un grupo. . . Puhuuu. . . ¡Gracias chicos! Quién dijo que con la Desesperación no se puede hacer amigos.



· Víctima: Kaito Momota



· Asesino: Saya Nakajima


· Truth Bullets:



Monokuma File:
ree

Cadáver de Kaito:

- Expresión tranquila. Sentado de forma desgarbada y a punto de caerse de la silla, ojos cerrados.

Su mano derecha está sobre el monitor de control de la sala de simulación espacial en la que se encuentra. Su mano izquierda, colgando inerte.

- Su aliento huele a té. Parece que se mordió la lengua, apenas tiene una cortada superficial que encaja con su dentadura.

- Mancha en su chaqueta. De color oscuro, parece sangre; pero, tras olerla un poco en la investigación, se apreció que se trata de salsa.

- Llave de la habitación cerrada. Hallada en el bolsillo de la víctima.

- Receta médica. En el bolsillo de su pantalón. Personalizada, con horarios específicos y señalados en grande, escrita con letra elegante.

Al final reza: “No olvides tomarla a horarios y la dosis que te indiqué, uno por la mañana antes del desayuno y otro por la noche antes de cenar, me enteraré si no estás siendo un buen chico.”

Escena del crimen (Sala de simulación espacial - CU de Kaito):

- Descripción de la escena:

Habitación que estaba cerrada a cal y canto con una ventanita en su puerta, por donde se puede ver un estrecho espectro de su interior. Justo en ese espectro se podía apreciar a Kaito sentado antes de forzar la puerta y entrar.

La sala de simulación es un lugar amplio. Frente al asiento de Kaito hay un monitor de control donde valga la redundancia se controla la simulación, que en el descubrimiento del cadáver, estaba activa.

El dueño del lugar era algo desordenado; hay paquetes de comida por ahí, restos de migajas por allá, salsa sobre el monitor... Etc.

- Monopad de Kaito. En su regazo, aún encendido con el último mensaje escrito enviado al chat general, a todos. Solo tiene huellas de Kaito.

- Dicho mensaje fue enviado exactamente a las 8:52pm.

- Veneno Especial de Monokuma. En el suelo, justo bajo su mano izquierda que cuelga inerte de su cuerpo. Está casi vacío, abierto, y su exterior está completamente limpio. No hay huellas dactilares pero sí marcas de labios en el pico de la botella.

- Tapa de protección. Encaja con la botella del Veneno Especial de Monokuma. Se encontró en el suelo al lado de la botella.

- Bolígrafo. Una lapicera en el suelo, a los pies de la víctima. La tinta es azul.



Pruebas visuales:


Entrada al Laboratorio de Kaito:

- Nota escrita a mano. Hallada en el suelo de la entrada. De tipografía algo desastrosa, escrito con tinta azul. Es el mismo exacto mensaje que Kaito envió vía Whatskuma.

Si se voltea el papel, se puede apreciar...

- Receta de tarta de manzana. Con la misma tipografía desastrosa del reverso. Una receta bastanta

detallada.


Comedor del CU de Kaito:

- Botella desconocida.


Prueba visual:

ree



· Solución:


ㅤㅤACTO 1


Monokuma había dado el incentivo. Algunos calmados, otros en pánico, a pesar de que hubo

revuelo entre todas las personas alguien entró en un pánico especial: Saya Nakajima, quién sabía

bien a esas alturas lo que ocurría en el exterior luego de haber consumido la píldora entregada por

el Doctor White y ante la expectativa empezó a trazar un plan de suicidio… pero no suyo.


ㅤㅤACTO 2


En un principio consideró quién sería la víctima encontrando en Kaito Momota el chivo expiatorio

perfecto: con poco prospecto de vida, un fuerte sentido de la justicia y compañerismo, también

siendo la clase de persona que, a sus ojos, podría morir como un héroe sin levantar sospechas. De

esta forma, fabricó dos venenos. El primero sería un ardid, el que encontrarían en la escena y sería

tomada como el “arma de crimen”, la segunda, el veneno real fabricado por su propia mano con

las propiedades de actuar como somnífero durmiendo a la víctima y matándola posteriormente al

cabo de 20 minutos. Al primer veneno tendría que vaciarlo al menos lo suficiente para crear el

efecto de que fue bebido, pero encontrando su contenido altamente peligroso optó por guardar la

mitad en un frasco aparte, frasco que guardaría en un frigorífico. Al haber acabado, organizó todo

el lugar para hacerlo lucir sospechoso y a la vez, como si alguien hubiese irrumpido en el lugar. La

fabricación del segundo veneno se haría con dos propósitos: el primero no provocar una reacción

violenta en el organismo de Kaito, evitando que su enfermedad fuera expuesta, la segunda, hacer

tiempo para permitir el apoyo de un cómplice.


ㅤㅤACTO 3


Sabiendo que parte de su plan sería imposible de hacer por su propia cuenta, se decidió arriesgar:

buscó un cómplice y el desgraciado fue Teruteru Hanamura. En un momento de debilidad Saya se

las arregló para manipularlo y hacer que colaborara con ella. Su participación sería sencilla:

organizar la escena en la que sus compañeros lo encontrarían y enviar el mensaje suicida a todos

los Pad mientras ella se encontraba a ojo público, creando una coartada. Para esto, Saya procuró

dictarle lo que debía escribir en el Pad de Kaito, mensaje que Teruteru escribió con su puño y letra

detrás de un papel que no notó como una receta. Luego de organizar día y hora, Saya se retiró a

hacer su parte.


ㅤㅤACTO 4


El día del asesinato Saya fue en busca de la víctima alegando que necesitaba ayuda para abrir su

CU el cual, por cierto, estaba cerrado a cal y canto. Kaito, sin saber sus intenciones, forzó la

entrada por ella dejando marcas en la puerta, una vez resuelto la toxicóloga en agradecimiento

ofreció una merienda en el CU de Kaito, comentando que le gustaría conocer el sitio. Si el

Astronauta notó el lugar desordenado supuso que sería una manía de la toxicóloga, no sospechó

en ningún momento. Hecho todo esto, con veneno y antídoto listos, Saya y Kaito se dirigieron a su

última merienda.


ㅤㅤACTO 5


Mientras Saya se encargaba de distraer a Kaito, Teruteru se dirigió a la sala de la toxicóloga que

ahora, con cerrojo roto, sería fácil de entrar. Saya le había dicho “lleva algo donde puedas guardar

lo que necesitamos y que pases desapercibido”, nadie lo juzgue, era su primer asesinato así que lo

primero que tomó fue un sombrero mexicano enorme en el cual guardó el frasco de veneno

Monokuma que usarían como ardid, la máscara de gas y los guantes de nitrilo, entonces se dirigió

al CU del astronauta no pudiendo cerrar correctamente la puerta debido a su cerrojo roto.


ㅤㅤACTO 6


Kaito, de buena fé, decidió darle un recorrido a Saya por todo el lugar. Durante el recorrido la

toxicóloga pudo enterarse de algunas cosas: la primera, el gusto del astronauta por la simulación

espacial, cómo activarla y dónde estaban las llaves del CU y sus repuestos. Al recibir un mensaje de

Teruteru informando que estaba listo, Saya entró en acción: le invitó a tomar la merienda y

durante su preparación envenenó el té que Kaito bebería posteriormente.

El astronauta se dio cuenta tarde de lo ocurrido, únicamente cuando empezaba a caer poco a poco

dormido y no cayó inconsciente hasta dedicarle un par de palabras a su asesina. Saya, en un

momento, se planteó usar el antídoto y acabar con todo el plan ahí mismo… incluso, sacó la

botellita de su bolsillo, pero en ese momento Teruteru entró en escena, disipando sus dudas y

continuando con el plan. No tenían mucho tiempo. Saya buscó las llaves del establecimiento y le

entregó un par a Teruteru: la llave de la sala de simulación y su copia. Sus instrucciones fueron

claras, tanto cómo dejar al astronauta como cuánto tiempo podía durar allí dentro antes de que

Kaito muriera de forma definitiva.

Mientras el más bajo se llevaba al astronauta a la sala de comandos, Saya se llevó todo rastro de

que ahí se llevó a cabo una merienda. Luego, se encargó de ir a las calles del distrito 2, donde

todos podrían encontrarla sin problemas.

Olvidando, en un despiste, la botella de veneno que se había caído de su bolsillo a la hora de

buscar el antídoto.


ㅤㅤACTO 7


Teruteru estaba nervioso. Hizo todo lo que Saya le dijo: dejó el cuerpo de Kaito sentado frente al

panel de la sala de simulación espacial, tomó la máscara de gas, los guantes de nitrilo y abrió el

frasco de veneno Monokuma, le empapó los labios con el líquido al astronauta y luego dejó el

frasco de pie en el suelo a un lado suyo, acto seguido, encendió el simulador para que emulara el

espacio, de esta forma se supondría que fue lo último que quiso ver. Sin embargo, Kaito era una

persona bastante desordenada que solía tomar sus almuerzos allí, Teruteru no notó por usar los

guantes de nitrilo que había salsa para papitas embarrada en los paneles y que, cuando tomó una

de las llaves que le dio Saya y la guardó en el bolsillo del abrigo de Kaito, terminó manchando el

abrigo del contrario con ésta misma salsa. Entonces, puso la diestra de Kaito sobre el monitor,

manchandola también.

Una vez acomodado todo, Teruteru se quitó la máscara, pero aún usando los guantes de nitrilo

ayudándose de la lapicera con puntero touch, escribió el mensaje que Saya le había dictado. Una


vez terminado todo, dejó el monopad en el regazo ajeno y mandó el mensaje. Entonces los nervios

se intensificaron. Debía dejar el lugar en ese mismo instante. Guardó los guantes de nitrilo y la

máscara de gas en el sombrero, olvidando por completo el puntero touch, cerró la puerta con la

llave extra y abandonó la instalación antes de que Kaito muriera, evitando así ser tomado como

testigo. Pudo dejar el lugar a tiempo, con la mala suerte de que se encontró con algunas personas

en la entrada. Entre nervios y excusas, abandonó la escena, dejando caer en el afán de sostener su

sombrero la Nota con el mensaje escrito por él mismo.

Luego de esto, se dirigió al laboratorio de Saya y dejó tanto guantes como máscara allí dentro

antes de que cualquiera lo notara, entonces, abandonó el lugar.


ㅤㅤACTO 8


Los demás llegaron, si Teruteru había salido a tiempo antes de que el veneno matara a Kaito,

entonces el anuncio se haría con la presencia de tres personas.

Saya se mantuvo con toda la multitud, fingió sorprenderse con el mensaje, siguió a la gente a

donde iban e incluso expresó lástima. Se quedó allí, vigilando que todo saliera bien hasta que…

Ishimaru cayó, cayó por el frasco de veneno que identificó al momento. Actuó al instante, sabía

cuánto tiempo le quedaba al contrario antes de morir así que pidió asistencia inmediata para

llevarlo al hospital, una vez allí, le aplicó el antídoto que no usó con Kaito.

Ahora, le quedaba esperar al juicio, donde sus esperanzas pendían de un hilo.




· Ejecución:


Pixelart by @ohtheIie

[ Breaking Hope: Saya Nakajima, Ultimate Toxicologist’s Execution: Executed. ]



Pero qué tenemos aquí… uhu. ¡Uhuhuhuhhuhuhu!


¿Qué? ¿Esperaban un clásico ‘upupupupupu’? Ya van pasando cinco juegos de matanza ¿No se cansan de escuchar la misma risa? Poof. Qué masoquistas que son todos.


Ahem.


Pero qué tenemos aquí… upu… UPUPUPUPUPUPUPUPUPUTOSTODOS.


¡Nakajima Saya! Nuestra toxicóloga resultó ser una persona bastante tóxica, valga la redundancia. De esas que temes tener en tu vida porque tardas más de cinco años en descubrir su verdadera cara. Deberían agradecer que yo soy más directo y les pido de primera mano que se maten entre ustedes. ¡Siempre infalso, nunca falso! HAHAHAHHAHAHAHAHA.


Ahem. En fin, a lo que nos compete.

Poco después de haber presionado el botón rojo, un majestuoso helicóptero hizo acto de presencia. Se alzó en frente de los estudiantes como en los videojuegos de acción del mercado chino, y al sobrevolar sobre los atriles, desprendió su gancho para tomar el de Nakajima como si se tratara de una máquina de peluches. Este se desprendió de su sitio y continuó su trayecto hasta el quinto distrito.


De los estudiantes que quedaron atrás… había uno que estaba bastante nervioso. Y quizá no noten su desaparición durante los próximos minutos.


Al asomarse sobre el parque, Saya supo que se avecinaba su hora. Cerró los ojos cuando el gancho la soltó y la dejó caer sobre el estadio, la famosa sala de ejecuciones cambiante.


¿Qué le esperaba al llegar? ¡Humo! Normalmente, una caída tan grande solo genera una nube de polvo tras impactar. Pero había un pequeño problema, y es que al inhalar, se dio cuenta que el aroma no correspondía con el polvo. Era toxicóloga, sabía cuando segregaban sustancias gaseosas.



Rápidamente se cubrió la boca y se alejó lo más que pudo de su atril. Quizá, la poca exposición al químico impediría que sufriera efectos secundarios.


Al moverse, se dio cuenta que estaba en un espacio reducido, era extraño teniendo en cuenta que se hallaba en un estadio. Es más, estaba en una habitación, y la habitación no tenía techo. Se acercó a la puerta, la abrió y vislumbró un largo pasillo.


Nuestra asesina se desplazó por el terreno, notó no solo que el pasillo la llevaba hacía un lado o hacía otro, sino que también habían más pasillos que lo intercedían. Esos pasillos estaban conectados a otros, y esos otros a otros más. De vez en cuando se encontraba con una habitación llena de instrumentos de química, incluyendo químicos en sí, pero nada más. Esos mini-laboratorios no le ayudarían en nada… ¿Verdad?


Saya estaba, literalmente, en un laberinto.


Y no podía hacer más que explorarlo de pies a cabeza, en búsqueda de una salida. Cargaba consigo un bolso donde llevaba algunas chucherías de los laboratorios, lo suficiente para afrontar cualquier eventualidad.


Entonces, una voz se hizo escuchar.


"¿¡NAKAJIMA-SAAAAAAAAN!?"


Alguien más estaba en el laberinto con ella. Y a juzgar por esa voz… sabía quién era. Al rastrear sus origen, se cruzó con un paracaídas. Parece ser que alguien se lanzó desde su atril para acabar en el quinto distrito, en medio de una ejecución.


"¡NAKAJIMA-SAAAAAAN!"


Silente, Saya siguió rastreando la voz hasta dar con su paradero. Una de las habitaciones del laberinto desprendía humo, el olor daba a entender que estaban procesando químicos ahí.


Llevándose la mano al bolso, en caso de que sucediera cualquier cosa, se adentró en la habitación.


Lo que vio, claro, la dejó perpleja.


"¡Ah, Nakajima-san!"


Teruteru Hanamura volteó a verla, había escuchado sus pasos. ¿Por qué estaba ahí? Simple, ellos dos tenían un acuerdo. Pero a nadie le importa esos detalles en medio de una ejecución, ¿Verdad? Parece ser que nuestro cocinero le debe algo a ella, y se metió en la ejecución para intentar salvarla.


Pero, ¿Fue eso lo que la sorprendió? No. Le sorprendió más el origen del humo, el olor de los químicos. Cerca de los dos, había un Monokuma trabajando con sustancias muy muy tóxicas.


Estaba enfrascado un líquido en una bola de cristal. Pero… ¿Para qué?


"¡Nakajima-san! ¡Vamos, le ayudaré a salir de aquí!"


El olor, los colores, la imagen en sí activaba todas las alarmas de la toxicologa. Ella no dudó en tomar del brazo a Teruteru para iniciar la huida en sentido contrario al que entraron. Pero ambos fueron muy inocentes.


Apenas el Monokuma terminó de preparar la bola de cristal, se acercó a una… gran catapulta monocolor. Depósito el proyectil, y soltando unas carcajadas monokumisticas, lanzó la primera munición.


La bola salió disparada por los aires, atravesó varios pasillos desde arriba, y encontró su destino en los muchachos que corrían a grandes velocidades.


*CRACK*


La bola se quebró al caer, liberando todo el líquido de su interior.


"AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH"


Un grito inteligible, espeluznante y desgarrador inundó todo el laberinto.


Al voltear, Saya Nakajima vio con horror lo que acontecía. La piel de Teruteru Hanamura se estaba desprendiendo de su cuerpo, por el ácido. Sus músculos, al entrar en contacto con el líquido, también se consumían hasta revelar los huesos. El cocinero se dejó caer al suelo, incapaz de soportar el dolor. Con lo que quedaba de su mirada, se notaba a leguas que le pedía ayuda.


Pero la toxicóloga solo se quedó estática, horrorizada.


¿Que haría? ¿Iba a ayudar a su amigo?


….


¿Amigo? ¿Realmente era su amigo?



"..."


Nah. Realmente no lo era.


Por eso, Nakajima no tuvo reparo en tragarse su miedo en pos de serenarse lo más que pudo. Se dio la vuelta y salió corriendo, dejando al cocinero a merced de una dolorosa e insoportable muerte.


"Puhuhuhuhu… ¡Así que esta eres tú! Saya Nakajima, la que abandona a sus compañeros para morir!” La voz de Monokuma hacía eco en todo el establecimiento. Al alzar la mirada, divisó una gran pantalla. El oso le sonreía, se reía enseñando sus afilados dientes.


Le había dado una punzada, le empezó a doler la cabeza.


“La pobre Saya piensa que es muy débil, y que la mejor forma de asesinar a alguien es a través del veneno. ¡HAHAHAHAHAHAHA! ¿No es adorable?”


Y no solo eso, en los alrededores, a la distancia, notaba varias columnas de humo. Iguales a las del mini-laboratorio donde estaba el otro monokuma.


“¿Qué dicen? ¿Por qué no le demostramos a nuestra toxicóloga cómo hacer su trabajo? ¿Por qué no le enseñamos que puede matar con más cosas que un simple veneno? ¿Por qué no le hacemos ver que no depende de la fuerza, sino que ella en realidad es demasiado cobarde para hacer las cosas de frente?”


Segundos después, múltiples bolas de cristal se alzaron sobre su cabeza.


Era momento de… correr.


[ Breaking Hope: Saya Nakajima, Ultimate Toxicologist’s Execution: Executed. ]



Saya empezó a desplazarse por los pasillos del laberinto en búsqueda de una salida.


*CRASH*


Esquivaba las bolas de cristal con agilidad. Y si bien era una persona débil, podía avanzar sin desgastarse en gran medida.


*CRASH*


No solo una, sino que fueron más de cinco bolas las que esquivó. El ácido era tan fuerte, que incluso consumía las paredes donde caían. Ella aprovechaba esas oportunidades para pasar por los agujeros y tomar atajos.


Corrió y corrió. Monokuma seguía hablando.


“¡Nakajima es una cobarde! ¡Solo elige la vía más corta!”


Pero ella invertía todas sus fuerzas en no escuchar.


“¡Sacrifica a las personas que conoce, que le brindan su aprecio! ¡Incluso quienes confían en ella y dan lo mejor de sí para ayudarla en el hospital! ¡A todos los descarta como si fueran basura!”


… pero muchas veces no podía ignorarlo.


De vez en vez, su mente se nublaba. El dolor de cabeza crecía, pero ella intentaba ignorarlo para seguir.


*CRASH*


Cuando una de las bolas de cristal impactó a centímetros de la asesina, el líquido salpicó sobre ella. Las gotas rasgaron sus prendas casi inmediatamente, y al entrar en contacto con la piel la consumió dejando quemaduras graves. La culpable gritó del dolor, pero no podía perder el tiempo, debía sobrevivir. Se tragó sus alaridos, y con las lágrimas brotando a más no poder, siguió corriendo.


*CRASH*


“¡Quizá ella es la basura en todo esto! Las personas que desechan a quienes le tuvieron aprecio solo para tomar la vía corta… ¡Son ratas sucias! ¡Miserables!”


Quizá, en su intento de evitar escuchar al oso, pensó en cómo haría para escapar del laberinto. Pensó en cada uno de los pasillos que corrió, intentado dibujar un mapa mental que le indicara dónde podría estar la salida.


… pero a medida que pensaba mientras corría, la respuesta que se formulaba en su cabeza le disgustaba más.


Estaba en un laberinto al que no le habían hecho salida alguna.


*CRASH*


“¡Saya es la que no merece tener amigos, si luego los abandona por razones estúpidas!”


Tragándose su indignación, pensó en la solución más sencilla: hacer ella misma su propia salida.


Su trayecto la llevó hasta una de las paredes del laberinto. Si tenía en cuenta el mapa mental que estaba haciendo… suponía que ese sería uno de los bordes. Si hacía un agujero ahí, tendría la oportunidad perfecta para escapar.


¿Cómo saldría del estadio, del distrito y de la ciudad? Bueno… eso lo pensaría en otro momento. Paso a paso, primero lo primero.


Se agachó en el punto más recóndito de la pared, en un ángulo donde las bolas de cristal no la podrían alcanzar con facilidad.


Colocó su bolso en el suelo, sacó los elementos químicos robados del mini-laboratorio. Empezó a hacer unas mezclas sencillas cuando… otra punzada le desconcentró. El dolor incrementaba, causando que tuviera dificultad para ver las letras inscriptas en los frascos de químicos.


Pero ella no lo necesitaba, recordaba los olores, los colores, las texturas. Podría confiar en sus otros sentidos… ¿Verdad?


¿Verdad?


*CRASH*


Y un grito de dolor hizo eco en todas las paredes del laberinto.


Saya Nakajima había sido bañada con una terrible dosis de ácidos combinados. Había mezclado mal los químicos de su bolso, resultando en una combustión instantánea que estalló en toda su cara.


Cayó de frente, con las manos sobre la cara, gritando y agonizando. El ácido consumía su piel, sus músculos, dejando poco a poco los huesos de algunos sectores del cuerpo.


¿Por qué? ¿Por qué se había confundido? ¿Por qué no pudo confiar en sus sentidos?


Al estar sobresaltada dentro de un estado de alerta a niveles absurdos, notó que Monokuma no hablaba. Alzó la mirada en búsqueda de la gran pantalla en el cielo, y ya no estaba ahí.


En aquellos milisegundos se dio cuenta que el humo tóxico que la recibió en su llegada sí le había afectado. Debía ser algún químico alucinógeno en estado gaseoso, y como estuvo poco expuesta, no fantaseó con grandes cosas, pero sí fue suficiente para que sus sentidos estuvieran distorsionados. Algo que le habría sido de mucha utilidad en sus últimos momentos.


Entre gritos de agonía, Saya Nakajima murió de un paro cardíaco. Su cuerpo destruído por el ácido quedó suspendido en el suelo.


No pudo soportar el dolor de su propia toxicidad.


 
 
 

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