Deadly Life 26: Blonde C*rpse Party
- Monokuma
- 31 oct 2020
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2020
Oh, sí. Este caso tiene pinta de ser como a mí me gustan. . . WHO THE FUCK IS THE VICTIM AND THE CULPRIT!?
· VíctimaS: Elizabeth Vandem, Camila Shijou
· Asesino: Cora Yako
· Truth Bullets:
Monokuma File:


*La segunda víctima murió delante de todos los estudiantes, durante la investigación.
Bosque:
- A lo largo del bosque, se pueden encontrar: dos manos, y una pierna. Llevan hasta la cueva dentro del bosque. Las manos no tienen uñas, y la pierna tiene muchos cortes.
- Cerca de la cueva hay una fogata, aunque ya está apagada. Tiene cenizas y, entre las cenizas, parece haber restos de ropa color rojo. La ropa está manchada de sangre.
Cueva:
- En el agua, flotando, están sus brazos y otra pierna. Todos tienen marcas de cortes.
- Enterrado está el resto del cuerpo. El cuerpo tiene puñaladas.
- Cuchillo carnicero entre las piedras, manchado de sangre.
- Bolsas llenas de sangre.
Sala de Rituales
- La sala está llena de sangre por todas partes. Mucha, mucha sangre.
- La alfombra que cubría el pentagrama invertido está removida.
- La habitación estaba totalmente a oscuras.
- Motosierra, llena de sangre.
- Cuerdas del almacén
- El sofá de la sala tiene cuerdas atadas. Tanto las cuerdas como el sofá tienen manchas de sangre.
- Cabello rubio, largo.
- Las muñecas y tobillos de la víctima encontrada en la sala, tienen marcas de cuerdas, el cuerpo está lleno de cortes y su rostro está golpeado, al punto de no poder reconocerle.
- Katana manchada de sangre.
- Micrófono ensangrentado.
- Tijeras de Genocider manchadas de sangre.
- Botella de Perfume de Cristal.
- Zapatilla deportiva ensangrentada.
- Agujas ensangrentadas.
Cementerio:
- Hay un símbolo mágico, y cerca de él está escrito:
"Not remembering the crime is the real crime" Arriba del símbolo.
"I can’t show my art to anyone anymore" En medio del círculo.
"And you are all going to get punished" Abajo del símbolo.
· Solución:
ㅤㅤACTO 1
El asesino regresó al Juego de Matanza mutua por razones desconocidas, que ni ella misma quiso revelar desde el principio. Enfrascada en que iba a buscar la manera en la que devolvería a todos los estudiantes al exterior, pasó toda la semana investigando maneras para lograrlo.
Sin embargo, tanta investigación fue lo que la puso en peligro desde el comienzo; estar a esos niveles de exposición, hablando y compartiendo tanto con sus compañeros cuando había una enfermedad por allí suelta, no es exactamente la cosa más inteligente que pudo haber hecho el victimario.
ㅤㅤACTO 2
Nuestro asesino se enfermó con la Despair Disease, siendo víctima del Síndrome de Destrucción. Comenzó a sentir la enorme necesidad de destruir todo lo que estaba a su paso, tanto psicólogicamente como físico. Y Camila Shijou, una pobre alma en desgracia que desde el principio tenía una relación pasivo agresivo con el asesino, era la persona perfecta para que el asesino pudiera desahogarse, haciendo que ella tuviera que soportar todas las sádicas necesidades de esta persona.
ㅤㅤACTO 3
Entonces, el jueves por la noche, el asesino secuestró a Camila tras un leve forcejeo con ella. La mentalista no tiene demasiada fuerza física, así que comparada con la fuerza y habilidades de pelea que posee el asesino, no tuvo oportunidad alguna de defenderse.
El asesino empezó a torturarla en la Sala de Rituales del sótano escondido, al punto en el que Camila terminó muriendo por el shock de todas las heridas y las torturas en sí. El asesino, sin embargo, no había quedado satisfecho, por lo que seguiría destruyendo incluso su cadáver. Con una motosierra que tomó previamente del almacén, comenzó a picar en pedacitos el cuerpo de la mentalista.
ㅤㅤACTO 4
El detalle es que Elizabeth, en una de sus salidas nocturnas, terminó encontrándose con el asesino mientras descuartizaba a Camila. El asesino no tenía más opción, así que golpeó la cabeza de Elizabeth con la parte que no corta de la motosierra y la dejó inconsciente. Desde entonces, el viernes al amanecer, Elizabeth se mantuvo secuestrada por el asesino; atada en el mismo sofá que estuvo Camila antes de morir, sólo que sin sufrir las mismas torturas que ella.
ㅤㅤACTO 5
El Viernes por la mañana, las tres rubias están desaparecidas. Una de ellas muerta, otra secuestrada, y la tercera terminando sus asuntos pendientes con la primera. Mientras el asesino buscaba las cosas necesarias para trasladar el cuerpo de Camila, una cuarta persona hizo aparición en la escena del crimen; aprovechándose del suceso, llenó la sala con pruebas que podrían incriminar a otros estudiantes. Horas más tarde, una vez que el asesino dejó todo el cuerpo de Camila desperdigado por el bosque, y quemó su propia ropa manchada de sangre, regresó a ponerle fin al sufrimiento de Elizabeth.
ㅤㅤACTO 6
Sin embargo, ya era demasiado tarde; mientras nuestro asesino se movilizaba para terminar de asesinar a Elizabeth, los demás estudiantes empezaron a encontrar el cuerpo de Camila. Debía actuar rápido, pero aún seguía con la necesidad de causar caos. Una muerte rápida para Elizabeth era lo más práctico, pero una muerte lenta y dolorosa era lo que más morbo le causaba.
Por eso es que, al regresar a la Sala de Rituales, el asesino colgó a Elizabeth para que muriera ahorcada, lenta y dolorosamente, tal y como los estudiantes pudieron presenciar.
ㅤㅤACTO 7
El asesino, aprovechándose de que ninguna de las dos víctimas estaba en un estado reconocible, decidió tomar un perfil bajo que le permitiera fingir ser cualquiera de las dos fallecidas, para intentar fingir incluso su propia muerte delante de todos los estudiantes.
. . . . ¿¡No es cierto, Cora Yako!? ¡TÚ ERES LA MENTE MAESTRA DETRÁS DE TODO ESTE CASO, LA VERDADERA CULPABLE!
· Ejecución:
Pixelart by @ohtheIie
[ The Big Ship Sails On The Sails On The Alley-Alley-O: The big ship sank to the bottom of the sea, on the last day of October. Cora Yako, Ultimate Pirate’s Execution: Executed. ]
¡Ajóooo! ¡Tal parece ser que nuestra querida rubia de pacotilla resultó ser la asesina de las otras dos rubias estúpidas! ¡Ajóooo ajóoo! ¡Bravo braaaaavo!
Ahem, bueno. ¿Podemos continuar ya? ¡Este oso maravillOSO no tiene todo el día!
Cora no tiene nada para decirle a nadie. ¡Nada de nada! Al menos ya no, ya es tarde. ¡Es momento de proceder!
Takumi Hijirihara salió de su caja y se llevó a la pirata por el camino de los ejecutados. El azabache se quedó calladito una parte del recorrido.
“¿No vas a decirme nada?” Preguntó ella.
“Has estado bien.” Declaró el azabache. “Asesinar consta de destruir, arrebatar, quitar todas las partes de una existencia. Eso fue lo quisiste hacer.”
Ella carcajeó en voz alta, su estridente voz hizo eco en el pasillo.
“¡Ah hahahaha! ¡Por supuesto que iba a hacerlo bien! ¿Qué más se puede esperar de una capitana que no tiene piedad con sus víctimas? Pero oye, todo fue por la enfermedad. ¿Eso no cambia tu juicio un poquito?”
“Si.” Afirmó, asintiendo con la cabeza. “Has matado por una enfermedad que causa desesperación. Por ende, has puesto la desesperación por encima del asesinato. Lo tuyo no fue pasional, y aunque lo hiciste relativamente bien, asesinos como tú merecen 50 puntos.”
Well sis! Try harder next time!
Cora, en respuesta, estalló en carcajadas.
“Tú sí que sabes cómo hacer reír a la gente, Killer Killer.” No, se estaba mofando de él. Takumi no le brindaba mucha importancia, cabía decir. Para ese punto, llegaron al final del pasillo.
Pero había algo raro, algo diferente. Al lado de la puerta, se situaba una mesa con dos vasos de la mejor cerveza financiada por La Organización. Cora sonrió, estuvo a punto de tomar uno de los vasos, pero Takumi se le adelantó y eligió el suyo. Cuando los dos estuvieron listos, brindaron chocando los recipientes y bebieron todo el contenido. La pirata soltó un suspiro después de tomar el último trago. Sentía sus mejillas ardiendo, pero no estaba afectada en lo más mínimo. Tenía una resistencia impresionante. Takumi también estaba bien, y… a decir verdad… estaría mucho mejor que la pirata en sí.
“¡Muy bien! ¡Terminemos con esto!” Cora Yako, con paso firme, avanzó hasta empujar la puerta y cruzar el umbral.
Decidida, determinada, envalentonada. Típico de una persona que ha vivido miles de aventuras en altamar.
¿Qué fue lo que se encontró al otro lado?
…
El exterior.
Ah, pero no cualquier exterior, no señor.
Cora Yako estaba de regreso en Jabberwock Island.
Sus pies se asomaron, pisando la arena en el proceso. ¿Cómo era posible? ¿No se suponía que estaban en la mansión? ¡Bueno! Qué más da. Ella, en esas circunstancias, en ese momento, bajo los efectos de la cerveza que se tomó, pensó que todo lo que se mostraba ante sus ojos era natural. Completamente real y lógico.
¡Así que allá iba! La pirata caminó por la playa dispuesta a pelear contra todo lo que se le pusiera al frente.
Entonces, encontró el llamado a la aventura. Literalmente, lo encontró.
Sobre el manto azulado que se encontraba al otro lado de la orilla, descansaba un navío que se le hizo bastante familiar. Era su barco, su querido barco. El mismo barco con el que zarpó hacia rumbos desconocidos alrededor de todo el mundo. Ese mismo barco que comandó cuando falleció su antecesor. Ese barco donde conoció a su nueva familia, los piratas que la adoptaron.
Cora se zambulló al agua y nadó para acercarse. Escaló sin ayuda de nadie porque… ¡No la necesitaba! ¿Quién necesita ayuda para entrar en su propia casa? ¡Patrañas! Una vez sus pies tocaron la cubierta, sonrió como si estuviera en casa. Pero la felicidad, lamentablemente, no le duró mucho.
“...” Olía raro. Si. Ella conocía el olor de su navío. Sabía que algo no andaba bien. Algo había ocurrido. Algo diferente estaba manchando la imagen de su bello barco.
Ese olor se le hizo familiar hasta el punto de mostrar una mueca. No podía ser.
Unos pasos resonaban en la cubierta, eran los pasos de otra persona.
[ The Big Ship Sails On The Sails On The Alley-Alley-O: The big ship sank to the bottom of the sea, on the last day of October. Cora Yako, Ultimate Pirate’s Execution: Executed. ]
“¿Quién osa poner un pie en mi barco?” Preguntó la pirata, desafiante, dirigiendo la diestra hasta la funda de su espada.
Una voz se hizo escuchar, una voz que esperaba escuchar desde hace mucho mucho tiempo.
“Parece que te ha llegado la hora, Cora Yako.”
La figura comenzó a asomarse desde las escaleras que llevaban al interior del barco. Cabello rubio, ojos rubíes, prendas de un hombre que también vivía en altamar.
Kane Hotaka, el Ultimate Captain, Ultimate Predictor y primer Ultimate Despair. Una de las cabezas de La Organización había asistido personalmente a la ejecución de una persona que le sacó de sus casillas en tiempos de matanza mutua.
… o eso parecía, ¿No? Para Cora, Kane realmente estaba ahí. Así como el mar, el barco, la playa, Jabberwock. Todo parecía natural, lógico, completamente coherente para ella. Por eso es que ver a Kane hizo que su sonrisa se ampliara.
“Calvo de ti asumir que me matarás fácilmente, he esperado por eso bastante tiempo. Así que si voy a morir, te llevaré conmigo al infierno, Kane Hotaka, donde perteneces.”
Dígitos ejerciendo presión sobre el mango, Cora desenfundó su espada. Al igual que Kane desenfundó la suya.
El Capitán no dijo mucho, ¿Realmente valía la pena gastar palabras en ella, en esa escoria? No, para nada. Tenía todas las de ganar.
Con el mero alzar de su brazo en dirección al cielo, haciendo que el filo de su espada emitiera destellos por el reflejo de la luz solar, Kane mandó una señal. ¿A quién? ¿A qué? ¿A dónde?
*BOOOOOOOOOM*
El barco de Cora recibió un cañonazo que retumbó en sus oídos. Ella frunció el ceño, pero eso no duró mucho, porque volvió a sonreír desafiante. ¿Que quiere destruir su barco? ¡PUES BIEN! Un capitán siempre se hunde con su navío. Pero no se iría sin pelear, ¡No se iría sin morir dignamente!
*BOOOOOOM*
Entonces la batalla comenzó. Kane Hataka y Cora Yako se vieron envueltos en un extraordinario e insólito duelo a muerte. El intercambio de ataques y contraataques era majestuoso de observar. Dos enemigos peleando con una pasión y anhelo por destruir que podían dejar a cualquiera anonadado.
*BOOOOOOOM*
El barco se balanceaba por la cantidad de ataques externos que comenzaba a recibir. Cora suponía que los atacantes eran la tripulación de Kane, desde la distancia, como lo hicieron en el último juicio del segundo juego de matanza.
Entre los intercambios de ataques que efectuaban las figuras de altamar, unas carcajadas macabras se hicieron escuchar. Múltiples monokumas hacían acto de presencia en la cubierta, venían de todas partes, Cora no podía divisar ya el origen de cada uno. Estaba en una clara desventaja, puesto que no solo peleaba contra Kane, sino contra todos los osos monocromáticos que le saltaban encima para desmembrarla con sus garras.
Ella cortó cabezas, brazos, torsos mecánicos, llegando a tomar las distancias adecuadas antes de que los osos explotaran. Su barco se estaba destruyendo por completo, tanto superficialmente como a nivel de estructura. El agua se abrió paso dentro del navío y se hundía un poco más por cada minuto que pasaba.
Pero Cora… Cora tenía un corazón ardiente. Su espíritu brillaba de una forma excepcional, era el combustible que le quedaba para seguir peleando.
Incluso cuando se estaba desgastando por la incontable cantidad de ataques que recibía, ella le podía hacer frente a los obstáculos.
Uno por uno, fue matando monokuma tras monokuma. Coordinaba ataques de tal forma que destruía una docena de un solo golpe. Otros monokumas ni siquiera llegaban a acercarse lo suficiente antes de perecer. Por otro lado, tampoco dejaba desatendido a su contrincante, pues ella, con la majestuosidad digna de una gobernante de los océanos, se abría espacio para atacar a Kane mientras atacaba a los osos. La fuerza y afiladas habilidades de la Pirata Definitiva deslumbraron como nunca antes. Se trataba de una muestra de poderío, de enseñarle al mundo lo que la gran Cora Yako podía hacer.
Un golpe tras otro…
ella lo dio todo ese día.
…
…
... hasta que ocurrió.
El filo de la espada enemiga atravesó su abdomen.
Cora, sorprendida, no desvió la mirada de su atacante en ningún momento. Kane había ganado, había ganado la pelea. Ella carcajeó, tosió sangre y cedió el peso de su cuerpo. Cayó al suelo, porque Hotaka no hizo nada para impedirlo.
Abrazando la cubierta en la que creció, Cora Yako cerró los ojos. Luego sintió que su cuerpo se elevaba del suelo y se movía, arrastrado, por varias patitas esponjosas. Su sentido del tacto percibió las cuerdas que la rodeaban firmemente, después sintió la dureza y frialdad de la madera sobre su espalda, la brisa que acariciaba su rostro, todo. Al abrir los ojos, se encontró a sí misma atada al bauprés del barco, hundiéndose.
Arriba suyo, al borde de la proa, un monokuma disfrazado de Jack con un parche en el ojo, estaba abrazando a un monokuma disfrazado de Rose con un cigarro en la boca, el viento mecía los fabulosos cabellos de su peluca pelirroja.
Así, Cora Yako se hundió con su barco. Ahogándose cuando el agua ingresó a sus pulmones.
Por otro lado, los estudiantes estarían reunidos alrededor del lago, observando los últimos instantes de la ejecución. Takumi se les unió una vez se despojó del disfraz del Ultimate Captain.
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