¿Qué es lo que esperas encontrar aquí? ¿Información acerca del Obedient Puppet Proyect? Pues, estimado amigo, déjame decirte que estás en el lugar correcto. En efecto, te hablaré sobre el proyecto ¿Qué tanto? Ya quedó totalmente revelado. Pero estoy seguro de que a cierto. . . Tiburón, no le hará mucha gracia que lo haga. ¿Debería preocuparme por ello. . . ? Nah.

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No pasará nada.

Al final de cuentas. . . Yo puedo hacer y decir lo que me plazca.

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Obedient Puppet Proyect, el experimento para crear a una Marioneta Obediente Definitiva. Lo que se quería lograr con ello, era tener al sujeto de pruebas como una persona totalmente manipulable, sin voluntad propia, que ejecutara todas las órdenes que se le dieran sin importar si su inconsciente quería eso o no.

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Oh, ¿Que dónde entra Hanako Miura en todo esto? Bueno, digamos que ella fue un regalito que nos dio cierto tiburoncito. Esa amable chiquilla era nuestro sujeto de pruebas, una vez que el experimento con ella fuese todo un éxito, planeábamos avanzar a la siguiente fase.

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. . . Aaah, crear un Ejército de Obedientes Definitivos. . . Las posibilidades que se podrían lograr con ello. . . Pero, me temo, que ese objetivo por ahora está fijado con un alfiler. Así, ¡boop! para que podamos retomarlo en cualquier otro momento. Lo mismo sucede con esta línea de nuestra charla, mi estimado curioso.

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Del equipo de científicos encargados de Hanako, estaba la mente brillante que me dio la idea de utilizar pastillas para crear la obediencia. Estas afectan directamente la mente, tras un largo proceso químico que en estos momentos no explicaré, de la persona que las toma. Tras ello, entra en un estado de obediencia absoluto donde no es consciente de lo que hace. Al salir de ese estado de obediencia no posee recuerdos de lo que hizo en obediencia. Sin embargo, estas pastillas no eran más que un prototipo y sólo funcionan por cortos períodos de tiempo.

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No quería sacar a mi Ultimate Obedient Puppet sin estar totalmente seguro de que era un experimento funcional, pero ante la carencia de una Mente Maestra apta para el Juego de Matanza no me quedó más remedio. Pero al final no fue tan malo, sino como lo imaginé; pude comprobar con mis propios ojos el resultado de la experimentación y, debo decir, que no estoy para nada decepcionado.

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Aún quedan cosas por hacer, es cierto, pero también tengo otros asuntos pendientes para atender. Y es que. . . Oh, miren la hora; será mejor que los deje aquí y vaya a atender otros asuntos. Me esperan.